13 de junio de 2011

El dulce castigo de la lucidez




La lucidez es un don y es un castigo. Está todo en la palabra: lúcido viene de Lucifer, el arcángel rebelde, el demonio. Pero también se llama Lucifer el lucero del alba: la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse. Lúcido viene de Lucifer y Lucifer viene de 'lux' y de 'ferous', que quiere decir "el que tiene luz", el que genera luz, el que trae la luz que permite la visión interior, el bien y el mal, todo junto: el placer y el dolor. La lucidez es dolor. El único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría, será el placer de ser consciente de la propia lucidez: el silencio de la comprensión, el silencio del mero estar. En esto se van los años. En esto se fue la bella alegría animal.

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